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LA SOCIEDAD DEL ESPECTÁCULO

En esta nueva entrada tratamos un tema tan concurrido como es la sociedad del espectáculo. Además, analizamos la repercusión que ello genera en la sociedad actual. Sabemos que el concepto espectáculo hace referencia a la representación de cualquier tipo, ya sea una función o una actuación, que se realiza con el fin de entretener a un público.


<< Gif chica imnotizada de la galeria de Google >>


Años atrás era común encontrar cualquier tipo de espectáculo callejero de temática habitual fantasiosa, ya fuese una representación teatral, musical, circense... Cualquier rincón, plaza o callejón, era el lugar idóneo para congregar a un grupo, habitualmente reducido, de personas quienes tomaban aquella cita como una amena ocupación. En cambio, ahora encontramos un concepto de espectáculo que poco tiene que ver con la definición anteriormente comentada.

La exhibición contemporánea destaca mayoritariamente en la televisión, más concretamente entre canales que tratan de retransmitir una farándula que abstraiga al público de sus vidas con sus respectivas preocupaciones. De esta forma, la audiencia deja en un segundo plano sus problemas y centra su atención en situaciones ajenas que le hagan sentir mejor en su comparación.

Entre los canales más visitados de acuerdo con la temática en cuestión encontramos: Telecinco y MTV. Estas empresas dan a conocer unos realities que atraen a una audiencia con afán de conseguir ganar un dinero «x» con tan solo participar en ellos. Sin olvidar que los concursantes adquirirán una especie de fama gracias al apoyo de espectadores, como lo eran ellos meses atrás. Pocos requisitos se necesitan para aparecer en pantalla y ganar un dinero fácil. En estos canales televisivos podemos encontrar programación jolgórica como por ejemplo: «Sálvame»«Gandía Shore»«Embarazada a los 16»« Snooky y Jwoow»... entre otros muchos más.

A continuación, vamos a centrarnos en el canal MTV, más concretamente en la llamada «generación Shore». Hay muchos países que se han unido a dicho fenómeno, y como no, España es uno de ellos. Este fenómeno tiene como objeto juntar a un grupo de jóvenes de distintos puntos del país en una misma casa (normalmente casas de lujo) donde la única función es trabajar un par de horas en un trabajo sencillo a cambio del hospedaje y salir de fiesta «para distraerese» todos los días.

Intro programa Gandía Shore

Como bien dice Beatriz Gallardo (catedrática de Lingüística y directora del Servei de Formació Permanent i Innovació Educativa de la Universitat de València) sobre Gandía Shore: «se trata directamente de friccionalizar la intimidad y hacer exhibición desafiante de la ausencia de valores y la vulgaridad». Y es que estas actuaciones no son muy lejanas a lo que la sociedad actual está plasmando en sus vidas. Ello lo vemos reflejado en cientos de jóvenes, quienes consideran a los protagonistas de estos realities como un claro ejemplo a seguir.

Una forma de comprobar esta repercusión entre la población es salir a la calle a comprobarlo. Entre jóvenes, con un rango de edad variable entre los 17 y los 30 años, vemos reflejada una obsesión por el cuidado de su imagen a nivel físico, donde no hay tiempo para una tarea distinta que no comprenda ir al gimnasio, salir de fiesta y descansar tantas horas como para volverlo a repetir día tras día. No solo se observa una imitación en las formas de vida, sino también en las formas de vestir e incluso de expresarse, donde gestos y expresiones son emuladas con la finalidad de tomar una imagen mucho más cercana a la del ídolo en cuestión.

chicos españoles en el Parlamento Europeo de los jóvenes imitando a Ylenia

Aparte de llegar a la televisión, estas personas populizan su imagen con la visita a diferentes discotecas y pubs de referencia entre las ciudades que más habitantes congregan. Por consecuencia, las ciudades que se utilizan para estos eventos acaban perdiendo su encanto turístico en su asociación con lugares de interés, y en su contra, ganan una reputación un poco difamadora, como es el caso de Gandía. Esta ciudad ha experimentado un cambio abrupto en los visitantes que acostumbraban frecuentarla.

Para concluir, planteamos la siguiente cuestión: ¿dónde vamos a llegar si las futuras generaciones se centran únicamente en estos programas y se olvidan hasta de hablar correctamente?

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